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La carta del Balsamaiso: “Morimos, pero no nos rendimos”

Foto: Peña Balsamaiso (web oficial)

El secretario de la Peña Balsamaiso, Pedro Pablo Jiménez, ha escrito una carta a todos los estamentos del club logroñés con el título de ‘Morimos, pero no nos rendimos’. En ella explica los avatares vividos por el equipo blanco en los últimos meses hasta llegar a esta semana, en la que se juega en la última jornada del grupo riojano de Tercera División la permanencia en la categoría. Se trata de un reto complicado, puesto que dependen de los tropiezos del La Calzada y del Pradejón para lograr el éxito.

CARTA ÍNTEGRA

Al final casi se nos quebró el corazón y la esperanza de tanto usarlos… sin embargo el orgullo sigue intacto.

Hubo un mes de Junio cercano en el que un puñado de tipos corrientes se “alquilaron” por amor una memoria de 64 años con el único interés de que sobreviviera y rebrotara en un futuro no muy lejano.

La adquirieron hipotecada y desguazada, sin otra posibilidad cercana que mantenerla viva pero en coma. Lo hicieron sin dinero y con el único interés, -blanco y puro como su uniforme- de dejarla en herencia a quienes hoy son niños que llevan junto al corazón el escudo de esa memoria para que la sobrevivan, la perduren y la otorguen gratuita y desinteresadamente de nuevo en herencia a otros niños desconocidos.

Tal era el nivel de destrozo y deuda que la primera disyuntiva fue si mantener o no al equipo de Tercera División. Se decidió dar el SÍ al buque insignia de la entidad, por lo que de referencia servía a las categorías inferiores, por lo que de nombre en lo alto da a una entidad nacida en 1952 en un barrio obrero de la ciudad.

No nos arrepentimos ni un solo instante. Jugadores, ha sido emocionante veros jugar. Vibrante y electrizante unas veces, dulce otras, amargo muchas, frustrante casi siempre…unas veces por causas propias y otras por ajenas…

En nuestros sueños de equipo con la edad más joven de la categoría se nos atravesaron realidades amargas como la noble retirada de Gamón, traiciones como la del ejército-club “amigo” que pervierte y sustrae soldados otrora valientes para virarlos en suerte de mercenarios, trabajo super tenaz e intenso pero infructuoso como el de Quino, lesiones espeluznantes como la de Julián, partidas eternas y vacíos irrellenables como la de Ricardo Martín… Nos salpicaron arbitrajes incalificables, rencores de antiguos componentes de la familia que alguien sin criterio, pero con poder efímero, alguna vez expulsó del club sin los honores quizá debidos. Nos atropellaron e insultaron en ocasiones sin que vosotros y nosotros, todos tipos corrientes que nos atrevimos este año a soñar con resucitar el club tengamos que ver absolutamente nada con pasados tormentosos de la entidad.

Alabamos vuestra forma fiel de tratar siempre bien el balón, aborreciendo el patadón que quizás salve este año a muchos otros.

La realidad que hoy nos apuñala después de un trabajo incansable de 11 meses no nos va a parar. Con las sobras de nuestros sueños continuamos alimentando el proyecto de sacar del coma al club más carismático y popular de la ciudad.

Emprendais o no vosotros (jugadores y técnicos) un nuevo proyecto deportivo y de vida, vosotros, los 25 jugadores y técnicos que orgullosos estáis muriendo en pie, sin rendirse hasta el último aliento, estaréis siempre en nuestra memoria. Seguimos contando con todos porque sabemos muy bien que los que alguna vez bebieron del manantial del Balsamaiso se contaminaron para siempre. Este club tiene un aura que no es comparable a la de ningún otro de la ciudad.

Han sido meses duros, durísimos, de los que seguro todos aprendemos porque hay verdades muy absolutas en el fútbol y una de ellas es que se aprende mucho más perdiendo. Nos habremos dejado por el camino vida, puntos y seguramente la permanencia pero todos hemos conquistado cosas mucho mayores: intangibles como amistades perdurables para siempre, compromisos ineludibles en el futuro y experiencias de fútbol y de vida que nos harán mejores emocional y profesionalmente.

Nos quedamos con el trabajo y lucha impagados e impagables de los jugadores, técnicos y directivos. Nos quedamos con los reencuentros emocionados tras años sin verse de exjugadores y veteranos de la Peña (hoy reconvertidos en socios y aficionados) .

Yo, -me permito la licencia de la primera persona singular- me quedo sobre todo con abrazos como el fugaz pero intenso que me di con Nico (director deportivo) en la grada del campo de fútbol de Viana. Abrazo de derrota con ojos vidriosos al borde del desborde lacrimal más intenso mientras el rival bailaba ebrio de victoria abajo.

Me quedo sin duda con ese abrazo sincero y eterno con Nico, abrazo de tropa extenuada, ensangrentada y agónica consciente de que sí, que ha sido derrotada pero que, también y sobre todo, lo ha dado todo para vender cara esa derrota.

Nos quedan 90 minutos para acabar la temporada de Tercera. Sería casi un milagro salvar la categoría pero no nos cabe la menor duda de que lo intentaremos (intentareis, jugadores) hasta el último segundo del descuento y confiaremos en la absoluta integridad y entrega de Alfaro y San Marcial en sus duelos con nuestros máximos rivales: La Calzada y Pradejón.

Veo el frustrante presente que tenemos hoy y no puedo evitar dolerme por lo que soñamos e intentamos construir rápido. Pero los grandes proyectos se hacen despacio. Que nadie dude de que reconstruiremos el mito (el mito es el Club y no sólo un equipo del club), y que el martirio será gratificante. Nos reconocemos en lo que somos, en cómo nos hemos hecho y nos seguimos haciendo.

No podemos parir nada distinto a lo que somos. Y lo que somos juntos es simplemente fantástico.

¡Aúpa Balsamaiso!

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