No tardará en llegar el balance municipal de los sanmateos que acaban de terminar. Será probablemente un análisis numérico, de los que tanto gustan en el Ayuntamiento logroñés. Como ese que antes de fiestas nos contaba que el programa de este año incluía 539 actividades.
Pero la sensación que dejan estos sanmateos es la de mucho ruido y pocas nueces. 539 actividades que no han logrado sorprender a los logroñeses, fans apasionados de un muy buen concurso de fuegos artificiales y seguidores incorregibles de un desfile de carrozas que no termina de recuperar el esplendor que tuvo en el pasado (es poco edificante que uno de los atractivos para los más pequeños sea ver desfilar, mal, a alguien que todo lo que es capaz de ofrecer es cantar ‘a que te como el chinchingorri‘).
Más allá de los números, tampoco estará mal recordar que en San Mateo, en Logroño, se celebran las Fiestas de la Vendimia. Ocurre en el formato actual desde 1957, pero sus orígenes se remontan a la feria anual a la que pudo acceder al obtener la categoría de Villa en el siglo XII y que un Real Decreto de Isabel II trasladó a las fechas del 16 al 23 de septiembre, en torno a San Mateo, patrón de los mercaderes.
Habría que suponerle a una Fiesta de la Vendimia en La Rioja constantes referencias a la vendema y al fruto de la misma: el vino. A la primera, sí, se le dedica el acto central del día grande de las fiestas. Desde hace algunos años, además, hay un pisado de la uva popular. Este año el Centro de la Cultura del Rioja ha introducido también el pisado de la uva chiqui. Y los Vendimiadores sustituyeron en su día a la Reina de las fiestas.
¿Y el vino? Las referencias al vino hay que buscarlas con lupa en el programa. Se encuentran en el CCR, como en el resto del año, y en las Visitas Narradas por los Caminos del Vino, como cada viernes y sábado desde el 2 de abril (además de Semana Santa y San Bernabé). Unas barricas decoran la Estatua al Labrador, una cuba se quema como acto final de fiestas y… poco más. Como la Fuente del Vino, una buena idea, desapareció del mapa porque fue programada cuando gobernaba la actual oposición, el vino ha terminado por ser un mero acompañante de las degustaciones que, estas sí, protagonizan las que podrían llamarse Fiestas de la Gastronomía. Ni siquiera maridamos cada vianda con su vino, que sería un buen aliciente.
Hemos reunido todas las palabras del programa de fiestas, eliminando horarios y lugares de celebración y esta es la nube de palabras resultante:
El tamaño de la palabras vino y vendimia demuestra que ninguna de las dos tiene el papel protagonista que se les supone. El resultado es aún peor si eliminamos las 31 veces en las que en el programa aparecen las ‘Visitas Narradas por los Caminos del Vino’ que, como ha quedado dicho, se han podido realizar este año cualquier fin de semana desde el 2 de abril.
En esta segunda nube de palabras, la referencia ‘rioja’ lo es, principalmente por la peña que lleva ese nombre y por dos actividades del CCR,:’La historia del Rioja jamás contada’ y ‘La Cúpula del Rioja’.
Peña y asociación mandan, porque en ellas encuentra el Ayuntamiento a los mejores aliados para llenar de actos las fiestas. Degustación ocupa el lugar preferente. Ahí lo tenemos. Las Fiestas de la Gastronomía. O, mejor, las Fiestas de las Degustaciones.
Echamos de menos catas populares. Una jornada, o varias, que al estilo del ‘Riojano, joven y fresco’, acerque las bodegas de Rioja a los logroñeses y riojanos. Echamos de menos una Feria del Vino, como la que ya existió. Echamos de menos al Consejo Regulador haciendo Rioja en la capital de La Rioja. Echamos de menos unas Fiestas de la Vendimia protagonizadas por el vino.
Puede ser discutible el éxito de los sanmateos. Cada logroñés juzgará según le haya ido la fiesta, nunca mejor dicho. Esa es la única realidad, aunque haya fríos números que demuestren que han sido los mejores de nunca. Pero de lo que no hay duda es de que estamos a años luz de que estas sean unas buenas Fiestas de la Vendimia.
