Firmas

¿Cuántas muertes hacen falta?

Diez muertos, diez familias rotas, diez dramas y solo un año, 2015, y una carretera: el tramo riojano de la nacional 232.

Este jueves se sumaron las dos últimas víctimas mortales, en Alfaro. Pero el año negro se abrió en Casalarreina el 13 de enero, con un fallecido. El 7 de febrero, en Agoncillo, murieron dos personas más. El 25 de junio, a solo tres kilómetros del accidente anterior, una muerte. Cuatro días después, veintitrés kilómetros más allá, en Ausejo, otras tres fallecidas. El último día de agosto, una más, en Fuenmayor.

De cabo a rabo, cualquier punto de la 232 es un punto negro en potencia. No debemos caer en la tentación de revisar si su estado es bueno o malo. Eso es lo de menos. Los árboles no nos dejarían ver el bosque. En varios de los casos mencionados, se trataba de tramos con visibilidad o en los que mediaban fuertes inclemencias meteorológicas. El problema es la carretera en sí. La vía que vertebra la región. La vía que une las principales ciudades de La Rioja. La vía que sirve de unión entre el País Vasco y Aragón. Esa vía no puede seguir siendo una carretera en la que el único tramo riojano de autovía sea la circunvalación de Logroño. No puede ser. Navarra sí tiene doble carril para cada sentido. Pasas el cartel de la comunidad foral y se abren las puertas del cielo, aunque a pocos de metros de Aragón llega de nuevo el infierno. La España de las autonomías y sus inversiones.

La liberalización de la AP-68 solucionaría esta situación. Está claro. Sí, esa autopista ya amortizada que discurre paralela a la N-232 y que renovó la concesión 25 años más en el 2000, cuando ya había finalizado el periodo inicialmente establecido. Sí, esa misma autopista que pretende en la gratuidad de la ‘VIA T’ una solución que no es tal y que consigue provocar escenas hilarantes cada día, cuando decenas de riojanos que viajan por esa autopista, hacia y desde Euskadi, hacen un ‘stop and go‘ en el peaje de Haro. Podría hasta dejarse abierta la puerta a la interpretación de una subvención encubierta por parte del Gobierno de La Rioja a la empresa concesionaria.

Es urgente que la política riojana se encargue de solucionar este grave problema. Sólo puede ir a peor: más tráfico, menos dinero para mantenimiento de infraestructuras, menos renovación de la flota de vehículos… Bien sea vía desdoblamiento o vía liberalización, los técnicos deberán aconsejar qué es lo más adecuado, la respuesta política urge. El único que se pronunció ayer fue el portavoz de Ciudadanos, Diego Ubis. “Tristemente la N232 vuelve a ser una trampa mortal. Urge buscar soluciones que mejoren la seguridad en esta vía”, escribió en Twitter. Diez muertes en nueve meses son muchas muertes. ¿Cuántas más hacen falta para poner remedio?

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