La Rioja

Urdiales y el aire del norte

Un panegirista profesional, tertuliano de profesión y huérfano de un inteligente crítico de arte, ha asegurado que si Diego Urdiales hubiese nacido en Ronda, habría sido el sucesor de Ordóñez. Qué manía ésta la de robar a la gente de su terruño para confundir. Somos muchos, frente a dicho tertuliano profesional, los que pensamos que a Urdiales no le va bien el aire del sur. Muchas veces hemos pensado que el de Arnedo con tal que baja por Segovia y pasa el puerto de Somosierra se amustia y como que se le va la esencia y que, sin embargo, cuando anda por los paisajes del norte, desde Logroño hasta Francia, se hidrata y se encuentra más a gusto, más en sazón.

En Madrid las alegrías nos las ha dado con cuentagotas si las comparamos con sus faenas norteñas, pero bien es verdad que cuando decimos alegrías decimos alegrías de las de verdad: la firmeza del pase natural, la torería no impostada, la naturalidad, la personalidad; por ello es que, pese a su innegable irregularidad, ha ido cosechando en el Foro una buena legión de admiradores y, hasta en algunos casos, de devotos.

Este año se anuncia en Las Ventas con tres corridas de toros de muy distinto signo: Núñez del Cuvillo, Victoriano del Río y Adolfo Martín. Nadie olvide que de esas tres apuestas dos son frente a hierros comerciales, demandados por las figuras o figurines del día presente, y una sólo en el ganado serio y exigente con el que Urdiales se ha granjeado el respeto de la afición. Complicadas parecen sus dos primeras tardes madrileñas, en un registro de toros que no es el suyo, enfrentado además a los profesionales de matar esas ganaderías, aunque ahí queda ése último cartucho de Albaserrada en el que algunos nos tememos que es donde finalmente tendrá que ventilar el prestigio y la gloria de sus tres tardes en San Isidro.

Carteles de expectación, en cualquier caso, realzados por la presencia de un torero en quienes muchos han depositado grandes esperanzas, con un puñado de fieles rezando al santo Isidro para que refresque el tempero y el viento traiga a Madrid aires de Rioja que inspiren al matador en su San Isidro más complicado.

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