Especial Enoturismo

En Pradejón el arte se sube por las paredes

Pradejón luce orgulloso sus cuatrocientos años de vida. Fue hace más de cuatro siglos cuando las primeras pisadas de pastores resonaron en estas tierras, marcando el inicio de una historia llena de trabajo y sueños por cumplir. Con el transcurrir de las estaciones, estos pioneros del campo encontraron en la agricultura un nuevo horizonte, fusionando su destino con la tierra que los acogió.

En el albor del siglo XIX, un anhelo de independencia susurraba en los corazones de los pradejoneros. Fue así como, en el año 1803, se gestó el acuerdo con el rey Carlos IV para alcanzar la autonomía de Calahorra y erigirse como villa. El primer paso en la travesía de un municipio que, desde entonces, ha sabido adaptarse a los cambios sin perder sus raíces, arraigando profundamente tanto sus tradiciones como su base agrícola basada especialmente en un cultivo, el del champiñón.

A mediados del siglo XX, Pradejón vislumbra una oportunidad de crecimiento en este cultivo. Las antiguas bodegas de vino se aprovecharon para cultivar los primeros micelios. Esta apuesta se convirtió en el motor económico del pueblo, generando empleo y atrayendo a diversas culturas en busca de una vida próspera. Con el paso del tiempo, Pradejón se ha convertido en un crisol de identidades, donde la calidez y la simpatía de sus habitantes se entrelazan con el tejido de la comunidad.

Hoy en día, Pradejón se proyecta al exterior como un municipio moderno, repleto de servicios y oportunidades. Su apuesta por el turismo, el deporte y la cultura ha transformado sus calles en un escenario vibrante, donde cada rincón cuenta una historia y cada visita es un nuevo descubrimiento. En el corazón del pueblo, el centro de Interpretación Fungiturismo abre sus puertas a los visitantes, invitándolos a sumergirse en el fascinante mundo de los hongos cultivados. El mágico universo fungi se abre al conocimiento de mayores y pequeños que son capaces de conocer de primera mano los secretos de un cosmos lleno de esfuerzo, tesón, innovación y dedicación.

Las visitas guiadas ofrecen una experiencia única, que incluye la exploración del Centro de Interpretación, la visita a cultivos tradicionales (uno de champiñón y otro de setas) y la oportunidad de descubrir una bodega musealizada. Aquí, los visitantes pueden deleitarse con una pequeña degustación de champiñón al ajillo, maridado con los exquisitos vinos locales, que añaden un toque de exquisitez a la experiencia.

Pero la magia de Pradejón no se detiene aquí. El pueblo también ofrece una experiencia única a través de su gran museo urbano, un proyecto que ha ido tomando forma en los últimos años y que cuenta con más de una veintena de gigantografías a modo de murales en las fachadas de los edificios. Estas obras de arte callejero narran la historia y las tradiciones del pueblo, invitando a los visitantes a recorrer sus calles y descubrir sus secretos.

Multitud de artistas locales, regionales, nacionales e internacionales combinan sus técnicas en murales que sorprenden al visitante por su belleza. Colores brillantes en algunos casos que chocan con las fachadas de adobe que aún quedan en sus calles, historias de recuerdos que cuentan los más mayores, juegos de niños que ya peinan canas y que pasaban las horas con canicas, chapas y rayuelas… Una multitud de historias que se van contando a través de las paredes que en Pradejón hablan de Historia.

Además, Pradejón alberga otro tesoro histórico: las Bodegas de los Diezmos. Este edificio, de alto valor patrimonial, se encuentra ubicado en el centro del municipio y ha sido musealizado para que todos puedan conocer una historia única. Aquí, los visitantes pueden sumergirse en la memoria del pueblo y descubrir los inicios del cultivo del champiñón, mientras disfrutan de una experiencia sensorial única.

La adquisición de una modesta vivienda por parte del Ayuntamiento marcó el inicio de una emocionante aventura arqueológica. Con el derribo del antiguo edificio, las tierras de Pradejón revelaron sus secretos más profundos: las bodegas del almacén del diezmo, testigos silenciosos de épocas pasadas. Las puertas de este tesoro, abiertas al público, invitan a los visitantes a sumergirse en un viaje a través del tiempo. Desde entonces, las antiguas bodegas han sido transformadas en un fascinante museo, un testimonio tangible de la historia y la tradición de esta tierra.

Desde el tributo en especies hasta las bodegas subterráneas para la elaboración de vino, cada hallazgo cuenta una historia, cada detalle teje los hilos de la memoria colectiva de Pradejón. Aquí el pasado cobra vida de nuevo, recordando que las raíces son el fundamento del presente, y que en cada piedra y cada ruina, yace una parte de nuestra historia compartida.

Pradejón es mucho más que un pueblo; es un universo de historias entrelazadas, de tradiciones ancestrales y de sueños por cumplir. Es un lugar donde el pasado y el presente se funden en un abrazo eterno, y donde cada rincón esconde un tesoro por descubrir. Un lugar donde el viaje nunca termina, y cada visita es un nuevo capítulo en la fascinante historia de este pueblo lleno de encanto y vitalidad.

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