Los logroñeses lo han vuelto a hacer. Pese a tenerlo todo en contra, el pueblo ha resistido con éxito al asedio de las tropas de Asparrot y este lunes, como cada 10 de junio, el ejército galo se ha marchado de Logroño a la francesa, resignado y abatido por no haberse podido imponer a una villa que ha hecho gala de resiliencia una vez más.
Quién sabe qué sería hoy de Logroño de no haberse producido los acontecimientos tal y como han recreado este lunes la Guardia de Santiago, los Héroes del Revellín, Rioja Medieval y Voluntarios de Logroño. Tal vez, bajo el influjo galo, los logroñeses desayunaríamos cruasans y no tortilla con picante. A lo mejor los riojanos no migrarían por estas fechas a Salou, sino a Disneyland Lardero. Quizás El Espolón no estaría presidido por el general Espartero, sino por una estatua de De Gaulle o, mejor aún, por una réplica de la torre Eiffel. Nunca lo sabremos, y todo, gracias al heroico ejercicio de resistencia al que cientos de personas han podido asistir en una nueva recreación en el Parque del Ebro.
Asparrot se ha vuelto a marchar con las orejas gachas. Pero que nadie se confíe. Volverá de nuevo en las fiestas de San Bernabé del próximo año para comprobar que Logroño es mucho Logroño.
