Toros

Urdiales se va de vacío en una tarde desastrosa en Madrid

Homenajeaba hoy el toreo a la Policía Nacional, que en este 2024 celebra el bicentenario de su creación. Cuerpo siempre tan ligado a la fiesta de los toros, una veces cicatero a la hora de conceder trofeos y reconocimientos y otras, las más, fuerza implacable encargada de velar por la seriedad y el rigor en este mundo de los toros campado por demasiados pícaros y tramposillos. ¡Ay, si no fuera por el CNP! ¡Qué sería hoy la fiesta de los toros!

Quedaron deslavazados los prolegómenos de tal homenaje. Vino a irrumpir el minuto de silencio en memoria de los policías caídos en acto de servicio una bronca en el tendido que se alargó hasta afear los sones del himno nacional ofrecidos en honor del cuerpo. Y fue ahí, cuando los ‘nacionales’ sacaban de la plaza a los cuatro que increparon no sé muy bien qué, el momento en el que la ovación se hizo unánime para rendir los honores merecidos.

Nada hacía presagiar que la perezosa, pastueña y distraída salida del primer toro de Román Sorando fuera a ser la tónica general del conjunto del encierro en todos los tercios de la lidia. Una escombrera en el más amplio sentido de la palabra.

Apuntó detalles Urdiales en el saludo de capa, que casi siempre acabó tropezado en cada lance.
Sin haberse empleado en ningún momento de la lidia, hizo Urdiales todo a favor de su enemigo en el inicio de faena. Suavidad, ausencia de toques, menos tirones y todo a media altura. Entre tanto, brotó un trincherazo de cartel. Y luego, dos naturales de inabarcable belleza, ritmo, temple y sabor. Pero en esas, recriminaron a Urdiales la falta de transmisión del toro de Sorando, mas no su forma de presentar las telas o su colocación, tan habitual de pitarse y abuchear estas cosas por Madrid. Como si el de Arnedo fuera el culpable de aquellas desfondadas embestidas sin la más mínima repetición…

Tampoco se transmitió lo más mínimo el lidiado en cuarto lugar. Sin emplearse nunca, igual que sus hermanos. Llegó al último tercio con brusquedad y violencia y aún consiguió Urdiales robarle unos pocos muletazos a base de valor y firmeza. Pareció, es verdad, demasiado poco, pero igual fue mucho para lo que Urdiales tuvo delante.

Hizo segundo un manso de libro, que salió de najas del caballo, huyó de de todo estímulo lidiador y siempre buscó terrenos de chiqueros. La faena de Ortega fue un ir tras su enemigo y duró lo que ambos, toro y torero, tardaron en recorrer la amplia circunferencia del ruedo venteño.
Muy protestado fue el inválido quinto. Ortega, entre pitos y protestas, no pudo más que abreviar.

Vino Pablo Aguado a estoquear dos toros de Román Sorando y el sevillano abandonó Las Ventas tras despachar un toro de José Vázquez y otro de Montalvo. A su primero, que fue el que mejores cosas apuntó al inicio de la lidia, acudiendo alegre al caballo y empujando en el peto humillado y con fijeza, lo devolvieron en banderillas sin demasiados argumentos. Aquel remiendo de José Vázquez pareció como desfondado, nunca terminó de pasar y casi siempre acudió a los cites de Aguado al paso. Una joya.

El de Montalvo sustituyó a un inválido de Román Sorando, otro más. Toda la raza de la que tiró el sevillano en un saludo vibrante y poderoso faltó en la faena de muleta. O más, incluso. Se limitó Aguado a tocarle las orejas al toro de Montalvo y a dar una muy pésima imagen como torero.

Tras infinidad de pinchazos, muy feos todos ellos, el ruedo se pobló de almohadillas y sólo faltó la presencia de la policía para salvaguardar al torero y poner la guinda a una celebración a la que faltó un final con el ganadero y quien vio posibilidades en este encierro esposado y camino del calabozo. Un desastre.

La ficha:
Plaza de toros de Las Ventas. 26ª corrida de la Feria de San Isidro. Corrida Homenaje a la Policía Nacional por sus 200 aniversario. Lleno de ‘No hay billetes’. Toros de Román Sorando, desfondados, inválidos, mansos, deslucidos y sin la más remota opción en su conjunto. Un sobrero de José Vázquez (3º bis), deslucido, y otro de Montalvo (6° bis), exigente.

* DIEGO URDIALES, silencio y silencio.

* JUAN ORTEGA, silencio y silencio.

* PABLO AGUADO, silencio y bronca .

Incidencias: Se guardó un minuto de silencio en memoria de los agentes de la Policía Nacional caídos en acto de servicio y sonaron los acordes del Himno Nacional tras finalizar el paseíllo.

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