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A la épica sabe mejor: un gol de Ugarte mete a la UD Logroñés en la final por el ascenso

La UD Logroñés se impone al Guijuelo pese a jugar con diez desde el minuto 1 y está en la final por el ascenso

FOTO: Fernando Díaz/ Riojapress.

Ha valido la épica. La UD Logroñés ha ganado al Guijuelo en Las Gaunas (1-0) y se ha clasificado hacia la final por el ascenso. Lo ha hecho de la forma más irreverente posible, tras jugar prácticamente todo el encuentro en inferioridad, por la roja vista por Titi. Un tanto de Ugarte, al filo del descanso, ha valido para avanzar hacia el último escalón hacia la Primera Federación. Todo ello, ante 7.215 espectadores. Media entrada en un Municipal de Las Gaunas que ha tenido que sufrir un asedio del Guijuelo, neutralizado por las paradas de Kike Royo, una incluida al ex blanquirrojo Garban. Con sangre, sudor y lágrimas. Y al final, “Que sí, joder, que vamos a ascender”, con Diego Martínez tirado patas arriba sobre el campo. Este lunes, a las 13:00 horas, se conocerá al último rival en la final.

Un pase con doble mérito, porque de todas las cosas que pueden pasar, sufrir una expulsión en contra casi sin sudar es una de las peores condenas. Ni un minuto ha pasado cuando Titi ha derribado al punta visitante y ha visto la tarjeta roja. Al colegiado Carrero Romera no le ha temblado el pulso en mandar a vestuarios al ‘4’, pese a la reacción airada de más de 7.000 asistentes. Roto en trizas el guion del partido, a Diego Martínez no le ha quedado otra que sacrificar al mediapunta Arias por el defensa Monreal. Menos ataque y más resistencia durante más de noventa minutos (o 120). Y la grada, que quería vivir una tierra, se ha encontrado un thriller de primeras.

No se le puede pedir mucho más a una hinchada que ha intentado marcar el primer gol, con paella, música y una ‘busiana’ con recibimiento de pólvora y decibelios. Era la hora decisiva, el primer salto sin red de la temporada, la oportunidad de sacar la cabeza tras una pandemia, un descenso y un playoff frustrado. La ocasión de celebrar, de recibir alguna alegría de un equipo acostumbrado a demasiados tormentos. Pero el destino ha querido agregar más curvas y tocaba lo más difícil: ganar un partido jugando con diez futbolistas desde el minuto 1. Ha tocado escalar un puerto de categoría especial y finalmente, se ha conseguido. “Dejaos la vida, cuando muera, animaré desde arriba”, ha rezado una pancarta al inicio. Y así ha ocurrido.

En un partido de frenopático, con muchos nervios y el 0-1 perdonado por los visitantes, el premio gordo ha llegado cuando menos se esperaba. El fútbol es imprevisible. Minuto 45+1, balón parado, falta en tres cuartos de campo, última jugada del primer tiempo. Urcelay la ha puesto y tras una peinada, Ugarte ha recogido un rechace en área chica para traspasar la red. 1-0, agónico, épico, cuando peor se estaba pasando. Cuando a Diego Martínez le devoraban los demonios, cuando todo parecía más difícil, ahí ha llegado la diana. Diego Martínez se ha hecho un Guardiola en Stanford Bridge, corriendo como loco hacia la piña blanquirroja. Un gol, cuánto cambia las cosas y qué felicidad provoca. Estallido de bufandas, euforia, ilusión; la expresión de una ciudad que sueña con el ascenso.

Tiempo de absueto, de bocadillo, de una megafonía con mensaje. “Escándalo”, en referencia al trencilla. También se juegan ahí los partidos, en cada detalle. Es un playoff, hay que vivirlo, hay que sentirlo. Pero ojo, porque quedaban 45 minutos y el Guijuelo no iba a dar su brazo a torcer. Ha hecho muchas cosas bien, pero el gol no es una de ellas. Juanan, a bocajarro, primero la ha tirado fuera y luego se ha encontrado con un paradón de Royo. Como en la ida, otra vez ‘San Kike’. Si no fuera por él… Porque la verdad es que ha tocado sufrir y de lo lindo. Seguín y Unai García han saltado como revulsivos, pero les ha tocado remangarse.

Por si faltaba algo, la lluvia ha hecho acto de presencia. Volcados sobre el área de Royo, los chacineros han gozado de una falta de las que llaman caramelo. Y Alberto, que ha perdonado un mano a mano en el primer acto, también ha estrellado el cuero directamente al larguero tras botar una falta. Afortunadamente para los blanquirrojos, el Guijuelo no tiene gol y los minutos han ido pasando. Sufrimiento extremo bajo el diluvio, con la entrada de Marchena y Bravo al campo. El cielo se caía sobre Logroño, en una batalla colosal. Por momentos, parecían los años 80, con un césped absolutamente encharcado.

Y el Guijuelo se ha dejado la piel hasta el último momento, hasta el último instante. Hasta el punto que, con Rabanillo ya en área rival, Kike Royo ha vuelto a salvar otro tiro. Un asedio salmantino, un embotellamiento por momentos total, pero finalizado con victoria. Los blanquirrojos conocerán a su próximo rival este lunes.

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