La Rioja

Concéntrico ultima los detalles para su puesta de largo este jueves

Todo está dispuesto. La décima edición de Concéntrico se viste este jueves de largo para invitar a los vecinos a reflexionar sobre el futuro de las ciudades y su urbanismo a través de propuestas de arquitectura y diseño en diferentes formatos y de una programación sugerente y extensa de encuentros, talleres, presentaciones, performances, visitas y exposiciones.

La inauguración del festival de arquitectura efímera tendrá lugar a las diez de la mañana junto a la intervención estrella de esta edición, la nueva ‘casita’ para el general Espartero en el Paseo del Espolón. La obra ‘Monumento público’, de Willem de Hann, ha sustituido el pedestal de la estatua ecuestre por una humilde vivienda particular. La escultura temporal cuestiona de forma lúdica el papel de las estatuas honoríficas en el espacio público, ya que combina directamente la estética de la glorificación con una escena de la vida cotidiana.

Un total de 21 instalaciones conforman esta décima edición, que se prolongará hasta el 1 de mayo. Entre ellas destaca, más allá de la ‘casita’ de Espartero, la intervención Poplar Assembly en la Plaza de la Diversidad, que plantea “la reunión de los miembros de una colectividad para discutir cuestiones de interés común y, en su caso, adoptar decisiones”.

El espacio se configurará a partir de la disposición de una hilera de chopos de pequeño tamaño, muy esbeltos, que mediante su repetición a lo largo de un trazado sinuoso generan una pared vegetal permeable. Como consecuencia, se crea un oasis urbano que, aunque definido por la cortina vegetal, no queda aislado del exterior. Además, la repetición de elementos iguales, y a su vez diferentes entre sí, permite el paso del aire, actúa como filtro lumínico y genera sombras en su interior.

Otra de las propuestas plantea la construcción de un muro temporal junto al más famoso de la capital riojana: la Muralla del Revellín. La obra, de Muoto y Georgi Sanishev, se erige como una pila de bloques de hormigón y palés de madera, con una composición inspirada en el típico almacenamiento de bloques en las fábricas de cemento.

La plataforma permite recrear una superficie horizontal que absorbe la pendiente del suelo pavimentado existente, y ofrecer asientos a los visitantes. La posición del muro en su contexto urbano también confiere a la instalación una dimensión teatral, ya que la estructura en forma de T invertida puede percibirse como un escenario para actores e intérpretes.

Monumentos efímeros que ultiman sus semblanzas para proponer un nuevo Logroño con fecha de caducidad, invitando a sus vecinos y visitantes a reflexionar sobre si la arquitectura está sabiendo exprimir actualmente todo el potencial de la ciudad.

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