La Rioja

“Crecemos cada día, pero seguimos manteniendo nuestra inquietud médica y empresarial”

José Luis Gómez Romero (izquierda) y Federico Muñoz Martínez de Salinas, fundadores de la Clínica Alxen

Hace ya dieciséis años, dos ginecólogos decidieron poner en marcha una clínica con la que prestar un servicio integral a sus pacientes con el trato cercano y la vanguardia tecnológica como principios irrenunciables. Hoy ese proyecto no es otro que la Clínica Alxen, que cada día abre sus puertas a más de un centenar de pacientes de otras disciplinas médicas que van desde la Dermatología hasta la Medicina Deportiva. NueveCuatroUno reúne a los doctores Muñoz Martínez de Salinas y González Romero para analizar las claves de este referente médico y empresarial en La Rioja.

-¿Cómo recuerdan el punto de partida de la clínica?
-Federico Muñoz: Al terminar la especialidad la especialidad de Ginecología vimos que en Logroño había una necesidad de posicionamiento de la medicina privada, por lo que decidimos montar con un antiguo socio el Centro Ginecológico Riojano y dar cabida a pacientes que exigían un tratamiento diferente al que ofrecía la asistencia pública. Fuimos creciendo e incorporando nuevos servicios y especialidades como Pediatría y, como nos quedábamos muy limitados por el espacio, decidimos dar el salto y abrir esta nueva clínica, a la que incorporamos muchas más especialidades. Ahora tenemos Ginecología Fundamental como base, Urología, Pediatría, Dermatología con una unidad de Dermoestética, Medicina General, Nutrición, Psiquiatría y Medicina Deportiva, entre otros muchos servicios.

-¿Cuál consideran que es el valor diferencial de su empresa respecto a otras del mismo ramo?
-José Luis González: La unidad de reproducción asistida nos distingue del resto porque tenemos lo más novedoso en tecnología y es una unidad muy potente, hasta el punto de contar con dos embriólogos en ella.

-La evolución es muy notable desde el punto de vista de la oferta, pero ¿cómo ha crecido su plantilla?
-F. M.: Pues mire, en el año 2001 arrancamos con tres ginecólogos, dos enfermeras, una auxiliar y una administrativa. Ahora tenemos nueve ginecólogos, cinco administrativas, seis enfermeras, cuatro auxiliares, … Y así hasta completar una plantilla de más de cincuenta profesionales.

-¿Y a nivel de infraestructuras?
– F. M.: Hemos buscado una zona cómoda, accesible y con parking. Tenemos quirófano para cirugía mayor ambulatoria con unidad de ingresos para pequeñas estancias y eso nos proporciona mucha rapidez en los tratamientos y en la evolución de los pacientes. Hace un año abrimos la unidad deportiva en nuestro antiguo centro. Con él pretendemos dar asistencia al atleta profesional y al aficionado. Es muy típico hacer una inversión fuerte en material deportivo y dejar de lado un examen para ver cómo está nuestro organismo. Por eso asistimos en materia de entrenamientos, valoración cardiológica a través de pruebas de esfuerzo, nutrición y fisioterapia.

-¿Consideran que ya han abarcado todo lo que debían o tienen planes para ampliar su oferta en el futuro?
-J. L. G.: Para después del verano vamos a ampliar las instalaciones y queremos incorporar una Unidad de Reacción Neurológica para dar servicio a personas que han padecido un ictus. Estamos creciendo cada día, con lo cual no tenemos límites. Mientras haya potencial mantenemos nuestra inquietud médica y empresarial. El mayor problema que te puedes encontrar hoy es encontrar facultativos cualificados que quieran trabajar seriamente. Hay determinadas especialidades que nos gustaría implementar y no podemos hacerlo porque no encuentras profesionales.

-¿Y cuáles son esas especialidades?
-J. L. G.: Pues hay carencias de personal importantes en servicios como Pediatría, Endocrinología o Respiratorio, por citar tres ejemplos.

-Basan sus fortalezas en un trato cercano y personalizado con el paciente, ¿qué sacrificios conlleva eso en el apartado personal?
-F. M.: Básicamente, dormir muy poco (risas). Hoy mismo me han llamado a las dos de la mañana porque una paciente se había puesto de parto. Además, nos supone una inversión muy importante para adquirir conocimientos de nuevas técnicas e instrumentos médicos.

-Claro que todo eso tiene luego su recompensa cuando ven en la consulta a los niños cuya gestación han seguido tan de cerca.
-F. M.: Tenemos niños como pacientes que han estado en una probeta en nuestro laboratorio; los conocemos desde que eran simples células. Es una cosa realmente espectacular: saber que has cogido una célula, le has ido haciendo ecografías, has asistido al parto y lo ves ahora sentado frente a ti.

-Esto que hoy en día es una realidad les sonaría a ciencia-ficción cuando estaban en la facultad. ¿Hacia dónde avanza la técnica clínica?
-J. L. G.: En los foros médicos ya se está explicando que tenemos identificado todo el genoma humano y que eso permite perfeccionar el organismo para realizar actividades tan específicas como, por ejemplo, correr mejor los 110 metros vallas. Técnicamente es posible hacerlo, pero en este sentido la técnica tiene que adaptarse al ritmo que marcan la ética y la Ley.
-F. M.: Tenemos casos de parejas con enfermedades importantes a los que hacemos un diagnóstico genético preimplantacional en este mismo edificio que nos permite discriminar aquellos genes que están ‘enfermos’ por presentar mutaciones y propiciar que tengan unos niños completamente sanos.

-Aunque en términos de historia de la medicina la genética se descubrió ‘anteayer’, sus avances no hacen sino impresionarnos.
-F. M.: El primer genoma costaba hace una década 100 millones de dólares, el año pasado valía 600 euros y para el año que viene se calcula que costará 60 euros. Eso significa que cualquiera de nosotros nos vamos a poder hacer un análisis y descubrir que, siendo normales y estando sanos, tenemos un mínimo de tres mutaciones cada uno. Seguro que en no mucho tiempo se podrán incluir esas mutaciones en una app y al acercarte a otra persona te advertirá de tu compatibilidad genética con ella. Con esto, aunque parezca algo de ciencia-ficción, seguramente se acabarán erradicando las enfermedades raras porque discriminaremos esas mutaciones que devienen en ellas.
-J. L. G.: El verdadero problema ético está en consensuar dónde se pone el límite, porque cada uno tenemos un concepto distinto de lo que es el sentido común. Hay gente que, por ejemplo, considera un problema en potencia que un niño tenga que asistir al logopeda, pero para otros padres es una situación de lo más normal. Ese equilibrio será el que determine hasta dónde podremos aplicar unas técnicas que ya son viables en la actualidad.

-¿Cuál es el avance que les gustaría poder aplicar antes de dejar la profesión?
-F. M.: A cualquier médico le ilusiona poder erradicar el cáncer. Creo que vamos a poder plantarle cara gracias, precisamente a la genética. Con el genoma se pueden arrinconar aquellas mutaciones genéticas que tienen una alta incidencia de carcinomas a determinadas edades.
-J. L. G.: El reto es diagnosticar el cáncer antes de que aparezca. Por otro lado, en la unidad de reproducción mi ilusión es llegar a un porcentaje del 100% de embarazos sanos con criterios razonables desde el punto de vista ético, porque técnicamente podemos dejar embarazada a una mujer de 80 años, pero el sentido común nos impide hacerlo.

Subir