Semana Santa

Los cofrades le ganan la primera batalla a la lluvia en Logroño

La banda de la Coronación de Espinas de Burgos, actuando ante el altar mayor de La Redonda

Por todos es conocido que no hay peor enemigo para un cofrade que la lluvia. Como mal menor, mejor que aparezca ahora que no entre el Domingo de Ramos y el de Resurrección. Aunque por el camino las precipitaciones obliguen a cambiar el paso a algunos de los actos más representativos de la Cuaresma en Logroño.

Este sábado los cielos encapotados han estado a punto de dar al traste con la celebración del VIII Certamen Nacional de Bandas Procesionales Ciudad de Logroño, que finalmente ha seguido adelante pero con un notable cambio en el guion.

Flagelación, Coronación de Espinas (Burgos) y Maristas, en la Plaza del Mercado

Aunque estaba previsto que las siete bandas participantes esta Cuaresma compartiesen escenario en el Paseo del Espolón, en última instancia el programa se ha visto alterado para cobijar a las formaciones en dos ubicaciones diferentes: la sede de los Escolapios y el entorno de La Redonda y la Plaza del Mercado.

Tras momentos de nervios e incertidumbre, a las 17.30 horas (a 45 minutos de la celebración del Certamen) las dos hermandades organizadoras (la Flagelación y las Siete Palabras) decidían que el viaje de las bandas foráneas no fuese en balde. En La Redonda actuarían tres de ellas (Maristas de Logroño, la propia Flagelación y la Coronación de Espinas de Burgos), mientras que las cuatro formaciones restantes (la Vera Cruz de Calahorra, Jesús Atado a la Columna de Villamayor de Gállego, Zaragoza; las Tres Caídas de Madrid y las Siete Palabras de Logroño) ofrecerían sus piezas en el patio de los Escolapios.

La banda de la Vera Cruz de Calahorra, en el patio de los Escolapios

El cambio en la organización generó cierto caos entre el público interesado en asistir al concierto, si bien finalmente el ‘boca a boca’ contribuyó a que nadie se quedase sin presenciar lo que espera de Cuaresma en Cuaresma. La lluvia dio una tregua y las marchas se sucedieron hasta la llegada de la noche. Las bandas cumplieron con lo esperado, a pesar de las dificultades que entraña tocar instrumentos de viento a 3 grados de temperatura ambiente.

La primera batalla de esta Cuaresma se la han ganado los cofrades a la lluvia. Ojalá no sea la última y la climatología siga respetando a la segunda Semana Santa de Logroño como Fiesta de Interés Turístico Nacional.

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