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El apeadero de la playa del Ebro

Antes de la construcción de sus represas, el Ebro era navegable desde Haro hasta Varea y facilitaba el tránsito de personas y mercancías por su cauce. Los puestos que vendían los billetes para realizar estos trayectos se combinaban con otros que ofrecían al visitante paquetes turísticos del más diverso estilo riojano, aprovechando el boom viajero de aquellos prósperos años.

En la imagen el apeadero de La Playa, que ofrecía conexión con el coche de línea que iba a Soria, en uno de sus momentos más álgidos.

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