La Rioja

El Arte de la Convivencia ilumina los barrios de Logroño

Este sábado se ha celebrado en Logroño la tercera edición de ‘Arte que Ilumina Espacios’ -AQIE-, una ruta de arte por etapas, que tenía por objeto revalorizar los barrios de San José y Madre de Dios y facilitar espacios de convivencia, con el arte como motor. La actividad estuvo promovida por la Comisión de Espacios de Encuentro del Proyecto de Intervención Comunitaria Intercultural (ICI).

A diferencia de otras propuestas, AQIE no es una acción aislada, sino que se integra en el II Plan de Convivencia Intercultural del Ayuntamiento de Logroño y forma parte de la programación comunitaria consensuada entre la ciudadanía, los profesionales y las instituciones vinculadas al proyecto ICI para responder a retos comunes, como la mejora de la convivencia y la revalorización de los barrios.

Una fórmula para el éxito relacional

Esta fue la fórmula de AQIE: Cinco micropropuestas creativas, dispersas por distintos pequeños espacios inusuales de los barrios de San José y Madre de Dios (desde un taller mecánico hasta el taller de un Luthier), conforman una ruta, creada para facilitar la interacción, el descubrimiento del barrio y el conocimiento mutuo, por la que 5 grupos, que la organización compone de forma heterogénea con el público inscrito, circularon en una tarde de senderismo artístico, para confluir todos ellos en un espectáculo final, donde la interacción y la convivencia son la norma.

Tras un proceso participativo abierto a los barrios, las propuestas artísticas resultantes fueron:

César Guarcax, (Guatemala): Danza maya con el cosmos, en el Jardín del Pozo de Salvatorianos.
Salama Cadenas: Pintura en seda, en el Centro de Estudios de la Cultura Islámica.
Mónica di Francesco: Ilustración, en el Taller Mecánico JEYFE.
Daniel Latorre: El oficio de luthier, en el Taller luthier.
Luis Muntión: Teatro ‘Site Specific’, en la Peña del Athletic.
Miguel Caravallo: Vídeo escultura; y Jorge Garrido y Javier Asensio: Zanfona y juglar. en el Centro Cívico Madre de Dios.

El resultado de la muestra, diversidad y sorpresa constante en una tarde inolvidable. 15 minutos de arte seguidos por 15 de paseo guiado, que conducían a otros 15 minutos de arte y a otro paseo… así hasta recorrer las seis etapas. La timidez o el miedo se vencía gracias al trabajo de cinco guías y seis anfitriones, personas voluntarias del colectivos del barrio, cuya tarea es mostrar los barrios, facilitar el contacto mutuo, el buen ambiente y el respeto escrupuloso a los tiempos.

Si al inicio la gente no se conocía, a medida que avanzaba la tarde y las sorpresas, los miembros de los grupos fueron estableciendo y estrechando relaciones gracias a las excusas para el comentario, el humor, la sorpresa o la admiración.

El interés por el arte estableció el vínculo necesario para vencer las barreras habituales de la vergüenza, los estereotipos o la falta de claves comunes y facilitó el disfrute de personas con diversidad de orígenes, capacidades, edades y condiciones sociales.

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