La Rioja

Bienvenidos a La Rioja

Castilla y León, Navarra, País Vasco y Aragón rodean una región en la que no se usan bermudas sino pantalonetas. Es La Rioja. Generaciones de riojanos han mantenido unidas sus cuadrillas gracias al zurracapote compartido en porrones que pasaban de mano en mano con el único fin de saber quién era el primero en ponerse cuezo. Podría pensarse que esta es una costumbre de cenutrios, ababoles, zotes y ceporros, pero es que también esta es la única manera en la que algunos chiguitos han conseguido arrejuntarse.

Los goles hace tiempo que se convirtieron en peras de Rincón de Soto. Fernando Llorente patentó la marca al convertirse en campeón del Mundo en 2010. Y los saludos nunca han existido. Todos los riojanos se conocen. Son pocos. Les basta con un “¿qué vida?” al encontrarse cuando andurrian por sus calles, repletas éstas de portales en los que refugiarse ascape cuando comienza a caer el aguachirri. La otra opción es chapotar en los charcos.

La comida y la bebida, decíamos, vertebran una comunidad en la que se puede morrear en una canilla mientras unos emparedados esperan en la mesa junto a ronchas y chavetas de chorizo o salchichón, tolmos, tiras y, con suerte, ternasco o chumarro. El caso es abotejarse y beber a gollete. La Herradura y sus calles Laurel y San Juan son los centros neurálgicos de una forma de vida que ha acabado con más de uno intentando hacer una pirivuelta imposible o volviéndose birojo por unas horas, pero qué chorra más da.

Hace tiempo surgió un comunicado anónimo en el que se reivindicaba la manera de hablar de sus gentes. “Si nosotros inventamos el castellano, pues haremos el uso de él que nos salga de los calandracos”, señalaba, para reclamar que el mal uso del condicional no debería ser corregido. “Si habría estudiado, habría aprobado”. Bien. No pasa nada. Esta reclamación va encaminada a que ningún babute salte diciendo “es si hubiera…”.

Si no se cae en este error al llegar a la región, es probable que se acabe en un chamizo compartiendo mesa y mantel con algún riojano que le abrirá las puertas de su casa y casi de su vida. Un rancho o una buena chuletada al sarmiento serán el eje principal de la comida, acompañados como no podía ser de otra manera de vino de Rioja. El Ribera del Duero está prohibido. Y hacerse un riojalibre con uvas patrias también. No pregunte. Sólo obtendrá una respuesta: Sí, por los cojones.

Subir